En una reciente charla con Soundterror, el vocalista Kam Lee, pieza fundamental en los primeros días de DEATH y de la banda precursora MANTAS, habló sobre cómo nació su estilo de canto gutural y sus años de juventud compartidos con Chuck Schuldiner y Rick Rozz.
“Éramos unos críos —15, 16 años—, solo chicos tocando en un garaje sin imaginar lo que vendría después. Para mí Chuck en esa época no era más que un adolescente como yo. Nunca pensamos que aquello se transformaría en lo que terminó siendo”, recordó Lee sobre aquellos días en Florida a comienzos de los ochenta.
Sobre su salida de DEATH, fue tajante: “Chuck me echó porque traté de convencerlo de salir con una chica”.
La conversación derivó en los primeros ensayos de MANTAS y DEATH y en lo que muchos consideran la semilla del growl en el death metal. Lee explicó: “Al inicio solo imitaba lo que escuchábamos en las cintas que conseguíamos en el tape trading: POSSESSED, SACRIFICE, Paul Speckmann, HELLHAMMER, VENOM... todo eso se mezclaba con nuestra rabia adolescente. Yo venía del punk, tocaba la batería y gritaba con todo ese enfado juvenil. Pero el verdadero growl no lo descubrí hasta MASSACRE, cuando dejé atrás los alaridos más chillones. Chuck quería sonar más como Jeff Becerra de POSSESSED, y yo pensé: ‘No quiero sonar como otro, necesito algo propio’. Fue entonces cuando me vino la idea de lo más primitivo que conocía: los perros. Crecí rodeado de rottweilers y pitbulls, y lo más aterrador era escucharlos gruñir en grupo durante la comida. Ese sonido bajo, visceral, que eriza la piel. Quise trasladar eso a la voz. Literalmente, empecé a imitar a los perros, y así nació mi growl”.
Lee aclaró que en ese momento no conocía a nadie más usando esa técnica, aunque también absorbió influencias: “De Tom G. Warrior tomé la forma en que articulaba, esas onomatopeyas como su famoso ‘ugh’. Al escucharlo pensé: voy a exagerar eso, hacerlo más largo, más crudo. También me atraía todo lo áspero de la época: VENOM, Lemmy... todo lo rasposo y agresivo me llamaba”.
Pero no todos entendieron lo que estaban creando: “La gente lo odiaba. Decían: ‘Esto es basura, nunca va a durar’. Mientras tanto, el mainstream estaba lleno de Mötley Crüe y bandas de glam metal, y nosotros queríamos justo lo contrario: lo subterráneo, lo brutal. Nunca supimos que eso se convertiría en una de las corrientes más influyentes del metal”.
En cuanto a sus letras, Lee explicó que la inspiración venía del cine de terror: “Siempre fui fan de Lucio Fulci y de películas como Evil Dead. De ahí salen muchas de las ideas de Scream Bloody Gore. Era nuestra manera de llevar el horror del cine a la música”.
El debate eterno sobre si DEATH o POSSESSED fueron los primeros en definir el death metal también salió a flote. Lee no dudó: “POSSESSED llegó antes. Todos escuchamos su demo en el tape trading, y junto a Show No Mercy de SLAYER, cambió todo. Al principio sonábamos como clones de VENOM, pero esas dos bandas nos empujaron a mezclar la crudeza de VENOM, la velocidad de SLAYER y la maldad de POSSESSED. Esos son, para mí, los tres pilares del death metal”.
Sobre las declaraciones en las que dijo que Chuck “copió” a POSSESSED, Lee se corrigió: “Fue un mal término. No quise decir ‘copió’, sino que tomó una gran influencia. Igual que yo absorbí de HELLHAMMER y Tom Warrior. Al final todos lo hicimos. Pero claro, hay gente que no soporta escuchar que sus ídolos no eran dioses intocables. Se sienten como niños al descubrir que Santa Claus no existe”.
Kam también criticó cómo la figura de Schuldiner ha sido tratada tras su muerte: “Su legado se ha convertido en un producto. Es lógico: reediciones, mercancía, todo empaquetado para vender. Es como Coca-Cola contra Pepsi. En el final, gana quien tiene la mejor campaña”.
Casi cuatro décadas después, aquellas grabaciones que muchos desestimaron siguen siendo la piedra angular de un género que no solo sobrevivió, sino que transformó al metal extremo para siempre.


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