IGOR CAVALERA ROMPE EL SILENCIO: “EL SATANISMO EN EL METAL BRASILEÑO FUE UN ACTO DE REBELIÓN ”.


Desde Potsdam, Alemania, en una entrevista sin filtros para el podcast White Centipede Noise, el legendario ex baterista de Sepultura, Igor “Iggor” Cavalera, dejó caer una bomba sobre los orígenes del black y death metal en Brasil. Hablando desde lo más profundo de su experiencia, el músico explicó que las referencias satánicas que tantas bandas extremas brasileñas de los 80 usaron—como SEPULTURA, SARCOFAGO, HOLOCAUSTO y VULCANO—no tenían nada que ver con una devoción real al diablo, sino que eran un grito de guerra contra el dominio eclesiástico: “No era adoración satánica, era una declaración de guerra política. Para nosotros, la iglesia estaba detrás de toda la opresión en Sudamérica, metida en la política, controlando todo… y eso nos resultaba más perverso que cualquier demonio. Ir contra ella fue nuestra manera de rebelarnos”.

Cavalera, hoy radicado en Londres, detalló que este tipo de confrontación fue más visceral que cualquier ataque directo al sistema político: “Al final, para nosotros, el gobierno y la iglesia eran lo mismo. Así como los Sex Pistols atacaban a la reina, nosotros atacábamos al Vaticano. Quisimos demoler todo ese aparato. Era agresión pura. Y lo hacíamos con música extrema, brutal, honesta”.

También criticó el metal europeo y norteamericano de la época: “Nos gustaba la idea del metal, pero no su ejecución. Todo era pulido, fantasías de dragones y castillos... ¡esa no era nuestra realidad! Nosotros veníamos del tercer mundo, de favelas, represión, hambre. Nuestra respuesta fue el caos sonoro”.

En una nota paralela, su hermano Max Cavalera, líder de SOULFLY y otro ex miembro clave de SEPULTURA, también compartió su visión en una entrevista para Prescription Punk Rock. “La gente cree que el metal es negativo, pero es todo lo contrario. El metal te transforma en una mejor persona. Dentro de la escena hay menos racismo, menos sexismo, menos prejuicio. Hay hermandad. Hay orgullo. Somos parte de algo que está al margen del sistema… y eso es hermoso”, declaró.

Max agregó entre risas: “Cuando ves a otro metalero en el aeropuerto con una camiseta de Celtic Frost, no importa si no sabes quién es. Le dices: ‘¡Buena camiseta, cabrón!’. Eso es lo nuestro. Es un código no escrito”.

En cuanto al presente de Igor, el mes pasado arrancó una gira en solitario por Reino Unido, explorando sonidos electrónicos oscuros inspirados en el drone, el industrial y el noise más abrasivo. Su faceta como productor de música experimental lo ha llevado a actuar en festivales como Glastonbury y escenarios underground como Cafe Oto o Iklectik en Londres, armado con pads, sintetizadores modulares y visuales en vivo.

Su proyecto electrónico MIXHELL, fundado junto a su esposa Laima Leyton, ya ha recorrido el mundo. Además, ha formado parte de bandas como SOULWAX, y actualmente da caña en CAVALERA, CAVALERA CONSPIRACY y PETBRICK, este último junto a Wayne Adams, combinando ruido extremo con percusiones aplastantes.

Igor dejó SEPULTURA en 2006, cinco meses después de anunciar una pausa para centrarse en su familia. Las razones oficiales: diferencias artísticas. Y su hermano Max ya había abandonado la banda en 1996, tras un quiebre con el resto de los miembros por conflictos con la entonces manager (y esposa de Max), Gloria.

Hoy, los hermanos Cavalera siguen haciendo historia desde los márgenes, llevando la bandera de la rebelión musical sin filtros. Como dijo Iggor: “Nunca fuimos adoradores de Satanás. Solo estábamos listos para destruir el altar”.




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