AIRBOURNE REGRESA CON “GUTSY”, SU HIMNO MÁS SALVAJE EN SEIS AÑOS


Los incombustibles rockeros australianos Airbourne vuelven a la carga con su primer material nuevo en seis años: el sencillo “Gutsy”, una ráfaga de riffs explosivos, actitud sin filtro y espíritu de lucha que encapsula todo lo que representa el hard rock más crudo y directo. La banda lo deja claro desde el primer acorde: esto es Airbourne al máximo, acelerados, rugiendo, y con el pedal a fondo.

“Get gutsy or die... you can’t stop me once I start”, ruge Joel O’Keeffe, quien junto a su hermano Ryan O’Keeffe en la batería, el bajista Justin Street, y su nuevo guitarrista rítmico Brett Tyrrell, dispara una verdadera bomba sónica que no da tregua.

Más que una simple canción, “Gutsy” es un manifiesto. Una declaración de principios. Un grito de guerra que separa a los verdaderos creyentes de los impostores. “Así es como vives, así es como mueres”, sentencia el coro, con la fiereza de quien ha sobrevivido al campo de batalla del rock sin perder un ápice de convicción.

Joel describe el espíritu detrás del tema con una intensidad brutal:

“Cuando las probabilidades están en tu contra y la batalla parece perdida... cuando los buitres sobrevuelan y el Saloon de la Última Oportunidad cierra sus puertas en tu cara… cuando tu avión se estrella con el único motor en llamas y todo lo que te define se tambalea, ahí es cuando aparece la verdadera fuerza. No hay espacio para la duda. Gritas por ayuda… o gritas por gloria. Te rindes… o te pones GUTSY.”

La producción corrió por cuenta de Brian Howes, quien ya trabajó con la banda en Black Dog Barking (2013), mientras que la ingeniería estuvo a cargo del legendario Mike Fraser (AC/DC, Metallica, Rush) y la mezcla fue obra de Zakk Cervini (BMTH, Architects, MGK). Un equipo de peso para una banda que no sabe bajar la intensidad.

Desde el primer rasgueo –que evoca con descaro el tañido de una campana en llamas–, “Gutsy” se impone como una descarga de adrenalina con el sello clásico de Airbourne: un muro de sonido rasposo, riffs con esteroides y una energía que podría arrancar motores oxidados. Es una sacudida eléctrica de puro ADN aussie.

Para los hermanos O’Keeffe, este nuevo capítulo no solo es un regreso, sino una reafirmación de su misión: mantener viva la llama sagrada del hard rock. “Entramos a esta sesión de composición y grabación con un objetivo claro”, concluye Joel. “Queríamos dejar huella. Algo que resista el paso del tiempo, que honre nuestro legado y el del hard rock. Plantamos nuestra bandera cerca de la cima... y si tenemos que escalar lo que queda sin oxígeno, lo haremos. Sin dar un paso atrás.”




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