En una entrevista con Jarek Szubrycht durante el Mystic Festival en Polonia, Andreas Kisser, guitarrista de Sepultura, habló a corazón abierto sobre la gira de despedida de tres años que culminará en 2026 y sobre su visión del futuro tras cerrar uno de los capítulos más legendarios del metal latinoamericano.
"El 40 aniversario fue el impulso perfecto", comentó Kisser. "Es una gran marca, una historia increíble: venimos de Brasil, hemos tocado en casi 80 países, llevando el sonido brasileño al metal extremo. ‘Quadra’ (2020) fue un gran álbum, sobrevivimos a la pandemia y a pérdidas personales importantes, como la muerte de mi esposa. Ese momento cambió mi perspectiva sobre la vida y la muerte. Aprendí a respetar la finitud. Así como una parte de mí murió con ella, también nacieron nuevas ideas, horizontes...".
La banda decidió parar sin presiones, evitando forzar un nuevo ciclo de disco y gira. “Estamos grabando un álbum en vivo, y aún tenemos muchas cosas por hacer en los próximos dos años. Queremos cumplir algunos deseos como tocar en Islandia, visitar lugares de África y llegar a rincones donde nunca habíamos estado. Esta gira ha sido una locura, la mejor de nuestra historia en Europa. Hay fans que se conocieron en nuestros conciertos, ahora están casados y traen a sus hijos. Es hermoso cerrar este ciclo así”.
Sobre su futuro tras Sepultura, Andreas es claro: "Desde que me uní en el 87, nunca paramos. Incluso durante el confinamiento, hicimos un disco. Aún me siento joven y motivado para empezar desde cero. No voy a dejar la música para vender coches. Sigo estudiando, tengo mi banda paralela DE LA TIERRA, un programa de radio con mi hijo en São Paulo desde hace 13 años. También quiero hacer un video explicando mi estilo de guitarra, la música de Sepultura y mis técnicas. La gente me lo ha pedido mucho”.
Además, el guitarrista dejó entrever una futura colaboración con Derrick Green: “Tenemos la idea de un proyecto de reggae. Me gusta mantenerlo abierto. Puede dar miedo, pero la libertad artística es emocionante. Queremos salir de nuestra zona de confort”.
Respecto a una posible reunión con los hermanos Cavalera para un último show con todos los miembros históricos, Andreas no cierra puertas: "Esa es la idea. Hacer un último concierto en São Paulo en 2026, con todos los invitados y amigos. No hay razón para pelear, sabemos tocar las canciones, sería una gran fiesta para los fans. 40 años de historia lo merecen".
Actualmente, Sepultura está inmersa en su gira “Celebrating Life Through Death”, que arrancó el 1 de marzo de 2024 en Belo Horizonte, Brasil, con entradas agotadas y debutando con el joven baterista Greyson Nekrutman (ex-Suicidal Tendencies), tras la sorpresiva salida de Eloy Casagrande, quien se unió a SLIPKNOT.
Kisser también confirmó que la banda está grabando 40 canciones en 40 ciudades para un monumental álbum en vivo. “Será una recopilación masiva de nuestros momentos más enérgicos sobre el escenario. Grabamos todo, incluso shows en São Paulo con cámaras y audio. El último concierto probablemente esté incluido en ese material. La vibra es increíble”.
Sobre la histórica y amarga ruptura con Max Cavalera, Andreas respondió sin rodeos: "No nos importa quién tiene la razón. Nunca llegaremos a ese punto. Tenemos perspectivas distintas. Pero queremos celebrar esta historia con paz, con los fans, con nosotros mismos".
Por su parte, Derrick Green también habló sobre sus planes tras Sepultura: “Quiero enfocarme en el programa ‘Highway To Health’, explorar el doblaje para animación o comerciales. Musicalmente me gustaría hacer algo más melódico, más alejado del metal. Pero si alguien se acerca con algo intrigante, estaré abierto”.
Y Andreas concluyó entre risas: “¿Seguir trabajando con Derrick? No, solo hablamos por contrato. Cuando se acabe, se acabó. \[Risas]. No, en serio, me encantaría trabajar con él fuera de Sepultura. La zona de confort es lo peor para un artista. No dejaría Sepultura para hacer algo igual a Sepultura. Sería aburrido”.
Con 40 años sobre los hombros, Sepultura prepara su salida con una gira colosal, una despedida sin prisas y la posibilidad latente de una reunión histórica. El legado está más vivo que nunca.


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